Imagínese que ha volado de una isla tropical al círculo ártico y que al salir del avión lo recibe de golpe el frío polar. ¿Podrá adaptarse al nuevo clima? Seguro que sí, aunque primero tendrá que realizar algunos cambios.

*Para simplificar usaré el género masculino, aunque los principios analizados aplica para ambos sexos. 


Algo similar ocurre cuando los hijos entran en la adolescencia: de la noche a la mañana, el clima cambia por completo.

El niño que ayer no quería despegarse ni un momento hoy prefiere estar con sus amigos. La niña que antes no veía la hora de contarle lo sucedido en la escuela ahora apenas responde con monosílabos.

Mama: -¿Como te fue hoy?

Hija: – Bien.

Silencio…

Mama: -¿>En que piensas? -vuelve a intentar-

Hija: – En nada.

Más silencio…

¿Que ha pasado?

“No hace mucho, usted podría participar en la vida de sus hijos como si estuviera con ellos detrás del escenario. Ahora, con suerte, le tocará hacer de espectador, y es probable que ni siquiera consiga un buen asiento”. ¿Debe resignarse a ese frió distanciamiento? De ninguna manera. Usted puede mantenerse cerca de sus hijos durante toda la adolescencia. Claro, primero debe comprender que ocurre en esta fascinante -aunque a veces turbulenta- etapa de la vida.

El puente entre la niñez y la edad adulta

 Antes, los investigadores sostenían que el cerebro de un niño ya estaba casi terminado de formar a los cinco años. Ahora creen que, si bien después de esa edad varia muy poco su tamaño, no se puede decir lo mismo de su funcionamiento. En la pubertad da comienzo una autentica revolución hormonal que transforma la manera de pensar de los muchachos. Por ejemplo: un niño suele ver la vida en términos concretos, y para él las cosas son o blancas o negras. Un adolescente, en cambio, tiende a pensar de forma abstracta, a percibir los grises y analizar lo que hay detrás de un asunto. Comienza a tener convicciones y no tiene reparos en expresarlas.

“Cuando veo a mi hijo, siento que ya no tengo un niño frente a mí, sino un hombrecito. Y no es solo por el físico. Lo que mas me asombra es su forma de pensar; no le da miedo expresar y defender sus opiniones”.

¿Ha observado usted algo parecido en su hijo? Tal vez de pequeño, él seguía instrucciones sin protestar, le bastaba con una típica frase de padres como: “porqué lo digo yo”. Pero ahora que es adolescente, te exige razones y quizás hasta cuestione los valores que rigen a la familia. A veces, la seguridad con que se expresa puede confundirse con rebeldía. No concluya que su hijo está empeñado en desafiar los valores que usted ha establecido. A lo mejor solo le esta costando hacerlos suyos, encontrarles acomodo en su vida. Para ilustrarlo, imagínese que usted se está mudando. ¿Cree que sera fácil encontrar un espacio en la nueva casa para todos sus muebles? Probablemente no. Lo que sí está claro es que no va ha tirar ningún objeto que considere valioso. Su hijo enfrenta una situación semejante ahora que se está preparando para el momento en que “dejara a su padre y a su madre”.

Es verdad que el día de la partida se ve lejano; al fin y al cabo, todavía no es adulto. Sin embargo, en cierto sentido ya esta empacando; esta usando la adolescencia para examinar los valores con los que ha sido criado y decidir cuáles conservará cuando llegue a la adultez. La sola idea de que su hijo tome esas decisiones podría ponerle los pelos de punta. Aun así, es importante reconocer este hecho: cuando entre en la vida adulta, solo conservará los principios que él considere valiosos. Por eso, ahora -mientras todavía vive en casa- es el momento para que investigue a fondo los valores que lo guiaran en su vida. En realidad, eso es lo mejor que podría hacer. Después de todo, si acepta sin chistar las normas que usted impone en casa, es probable que mas adelante haga lo mismo con las ideas de las demás. Un muchacho ingenuo es fácil de seducir; pues es “falto de corazón”, osea, carece, entre otras cosas, de buen juicio. Los jóvenes sin convicciones terminan siendo zarandeados “por las olas y siendo llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres”.

¿Cómo evita que eso le pase a su hijo?  Procurando que cuente con estos tres elementos:

1-. Capacidad para Pensar

“Las personas adultas tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto”. “Pero yo ya le enseñe hace años a mi hijo lo que es bueno y lo que es malo”, dirá usted. Muy bien; de seguro esa Educación le fue muy útil en su momento y lo preparo para la siguiente etapa de su vida, sin embargo, las facultades perceptivas deben ser entrenadas. Aunque un niño sepa que es correcto y que no, de adolescente debe desarrollar plenamente sus “facultades de entendimiento”, comprender el porqué de las cosas. Usted no quiere que su hijo obedezca ciegamente, sino que sepa razonar. ¿Que puede hacer para ayudarlo? Una manera es dejar que se exprese. No lo interrumpa ni saque las cosas de proporción, aunque diga algo que usted no preferiría no escuchar; recuerde estas palabras: “Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto hablar, lento en cuanto a ira”, “De la abundancia del corazón habla la boca”. Si escucha a su hijo, descubrirá sus verdaderas inquietudes. Cuando sea su turno de hablar, haga preguntas, no afirmaciones tajantes como de costumbre.

 

Una-madre-escuchando-a-su-hija-adolescente

Deje hablar a su hijo

Veamos un ejemplo:

Su hijo dice: “no estoy seguro de que Dios exista”.

No responda: “¡Claro que estas seguro! Eso es lo que te hemos enseñado siempre”.

Mejor intente algo como: “¿Que te ha hecho dudar?”

¿Por qué hay que dejar que el muchacho se exprese? Porqué una cosa es oír lo que dice y otra muy distinta es saber lo que piensa. Tal vez el problema tenga que ver más con las normas bíblicas que con la existencia de Dios. Por ejemplo: si a un joven lo están presionando para que pase por alto las leyes morales de Dios, podría parecerle menos grave ceder si deja de pensar en él, “si Dios no existe -Quizás razone-, no tengo porqué seguir las reglas de la biblia.”

¿Le esta pasando algo así a su hijo? Entonces, pudiera ser necesario hacerlo reflexionar sobre los beneficios de seguir y acatar los valores morales y normas que enseña la biblia. ¿Ve él esos beneficios? En tal caso, muéstrele que su bienestar es algo por lo que vale la pena luchar.

Si su hijo dice algo como: “Esta podrá ser tu religión, pero no tiene que ser la mía“.

No responda: “Es nuestra religión. Tú eres nuestro hijo y vas a creer lo que nosotros te enseñamos”.

Mejor intente algo como: “Esa afirmación es muy categórica. Pero piensa: si vas a rechazar mis creencias, con algo tendrás que reemplazarlas o sustituirlas. ¿Con que? ¿Cuales son las reglas de conducta que tu consideras razonables?”.

¿Por qué hay que dejar que el muchacho se exprese? Porque razonar con él puede moverlo a cuestionarse sus opiniones. Tal vez el mismo se sorprenda al darse cuenta de que en realidad sus creencias son las mismas que las de usted y que el problema es totalmente distinto. Por ejemplo, puede ser que no sepa cómo explicar sus creencias, o que le guste alguien que no comparte su fe. Sea lo que sea, identifique la raíz del problema y ayúdelo a hacer lo mismo. Cuanto más utilice él su razonamiento, mejor preparado estará para ser adulto.

2-. La guía de un adulto

Hay culturas en las que apenas se percibe, si acaso, “la tempestad y la tensión” que según algunos psicólogos es natural durante la adolescencia. Los investigadores han descubierto que esto se debe a que, en tales culturas, los jóvenes se integran desde temprano en la vida de los adultos. Trabajan con adultos, participan en actividades sociales con adultos y reciben responsabilidades propias de adultos. No existen expresiones como la cultura joven o delincuencia juvenil; ni siquiera adolescencia. En cambio, piense en lo que tienen que pesar los jóvenes de nuestra y otras culturas: asisten a escuelas atestadas donde su única compañía es, básicamente, la de otros jóvenes. Luego llegan a casa y la encuentran vacía, pues sus padres están trabajando, además sus parientes viven lejos. ¿Quién les queda? Sus compañeros de escuela; que por cierto, la industria del entretenimiento ha sabido sacar provecho de la inclinación de los adolescentes a estar con sus iguales y ha perpetuado la idea de que los jóvenes tienen su propio mundo, un mundo que los adultos no comprenden y al que no pueden entrar. ¿Percibe el peligro? Y no crea que hace falta caer entre malos amigos para meterse en problemas. Las investigaciones han demostrado que incluso jóvenes ejemplares tienden a actuar irresponsablemente cuando no hay adultos cerca.

Anteriormente, y habló de al menos  siglo y medio y más hacia atrás; la sociedad no segregaba a los jóvenes.  Desde muy temprana edad adquirían responsabilidades, como por ejemplo: un joven de 14  años en adelante ya podía trabajar, casarse, formar una familia, etc… E incluso, hay un relato en la biblia que menciona la coronación de un adolescente como Rey de Judá en el antiguo Israel. Y uno se pregunta ¿Cómo puede lograr un adolescente cumplir con esos deberes? En parte, gracias a la influencia de un adulto, que hacía la función de un Coach. 

 

dialogo-padrehijo

Un COACH es una influencia POSITIVA para su hijo

¿Tiene su hijo adolescente uno o más mentores adultos que compartan sus valores y sus principios? No se ponga celoso; ellos son una influencia Positiva para él. Un antiguo proverbio dice: “El que está andando con personas sabias se hará sabio”.

3-. El sentido de Responsabilidad

En alguno países está prohibido que los jóvenes trabajen más de cierta cantidad de horas a la semana y que desempeñen determinados trabajos. La idea es “protegerlos de las condiciones laborales peligrosas”; una de las consecuencias de la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX. Aunque las leyes sobre trabajo infantil protegen mucho a los jóvenes de peligros y abusos, algunos especialistas afirman que también les impiden adquirir un sentido de responsabilidad. Según algunos analistas  de la materia, el resultado ha sido, que muchos adolescentes de hoy manifiestan una “actitud arrogante y exigente; es casi como si sintieran que merecen tenerlo todo sin hacer nada“. Esa actitud es “la respuesta natural a un mundo que está mucho más orientado a entretenerlos que ha esperar algo de ellos”. 

En agudo contraste, puede sentirse la generación de los años ´60, 70,´80 y algunos de los ´90; que vivieron otro tipo de cultura y manera de crianza. Donde por ejemplo: el compartir en familia tiene más valor que irse a jugar vídeo juegos o irse a una fiesta; generaciones donde los principios y valores eran inquebrantables, la obediencia y la responsabilidad formaba parte de la Educación; o podríamos hablar de las Enseñanzas y/o Educación impartida en el hogar y las escuelas que comparada con la de hoy  día, –sin la intención de ofender a nadie- podríamos decir que  en la actualidad es una completa incompetencia y una atroz desidia. .

Existen muchos ejemplos de jóvenes que asumieron desde temprana edad responsabilidades, algunas muy importantes. Un ejemplo claro es Jesucristo, que desde pequeño adquirió responsabilidades y desde temprana edad ya enseñaba a sus semejantes e incluso a personas adultas. Más allá  de que si eso fue así porque “era el hijo de Dios” la intención es dar a entender lo bueno que es inculcar el sentido de responsabilidad en los jóvenes.  Pero si el ejemplo de Jesucristo no te parece, podríamos mencionar a: Tomás Alba Edison o Walt Disney que desde pequeños tomaron ciertas responsabilidades  aun cuando su infancia no fue tan agradable.

Aviva cual fuego el don de Dios que está en ti“. En otras palabras: “Pon todo tu corazón en la obra que se te ha encaminado”.  Con frecuencia, los adolescentes desean asumir obligaciones, sobre todo si sienten que pueden aportar algo a los demás. Esto no solo los prepara para ser adultos responsables en el futuro, sino que es permite dar lo mejor de sí en el presente.

La adaptación al nuevo clima

Como dije al inicio de este artículo, el “clima” ha cambiado ahora que su hijo es adolescente. Pero tenga la seguridad que lograra adaptarse, tal como lo hizo en etapas anteriores. Vea la adolescencia de su hijo como una oportunidad para  1) ayudarlo a desarrollar su capacidad para pensar, 2) ofrecerle la guía de una adulto (un coach aporta excelentes beneficios al joven) y 3) infundir en él un sentido de responsabilidad. Si aprovecha la oportunidad, preparará bien a su hijo para la vida adulta.

La adolescencia presenta retos completamente nuevos para muchos padres. Pero debe saber que esta etapa es tan confusa para su hijo como lo es para usted. ¿Que puede hacer para ayudarlo a salir airoso de ella?  Veamos qué nos dicen algunos padres

Los cambios

“De niño, mi hijo aceptaba sin quejarse todos mis consejos; pero cuando se hizo adolescente, empezó a cuestionar mi autoridad. No sólo discutía lo que le decía, sino que también mi manera de decirlo.” (Frank, Canadá)

“Mi hijo ya no habla tanto como antes. Ahora tengo que preguntarle que piensa en vez de esperar que venga y me lo cuente. Además, la respuesta no sale de inmediato; llega, pero tarda en llegar.” (Francis, Australia)

“La paciencia es primordial. Aunque hay veces que uno quisiera gritarles a los hijos, siempre es mejor calmarse y conversar con ellos.” ( Felicia, USA)

La Comunicación

“A veces, mi hija levanta una muralla defensiva o piensa que me la paso criticándola. Entonces tengo que recordarle que la quiero, que estamos en el mismo equipo y que soy su fans numero uno.” (Lisa, USA)

“De pequeños, mis hijos me lo contaban todo. Era muy fácil hacer que se expresaran. Ahora tengo que ser mas comprensiva y mostrarles que respeto su individualidad. Sólo así consigo que me abran su corazón.” (Nan-hi, Corea)

“No basta con prohibirle algo a un adolescente. Hay que razonar con él y tratar de llegar a su corazón conversando. Pero para lograrlo, uno debe estar dispuesto a escuchar lo que él tiene que decir.” (Dalila, Brasil)

“Cuando tengo que llamarle la atención a  mi hija, trato de que sea en privado, no delante de los demás.” (Edna, Nigeria)

“A veces, cuando mi hijo y yo estamos platicando, me empiezo a distraer con quehaceres de la casa y no le doy toda mi atención. Sé que él se da cuenta y pienso que es en parte por eso que no habla mucho conmigo. Necesito hacerle más caso cuando me habla para que no deje de expresarse.” (Miriam, México)

La independencia

“Siempre me había dado miedo darles mas independencia a mis hijos, y he de reconocer que eso ha sido una fuente de conflictos. Así que decidí hablar francamente del tema con ellos. Les explique cuales eran mis temores, y ellos me dijeron por qué querían mas libertad. Al final logramos acordar que ellos la obtendrían, pero con limites razonables.” (Edwin, Ghana)

“Les pusimos límites a nuestros hijos, pero también empezamos  concederles mayor libertad. Cuanto mejor la usaban, más recibían.  Les ofrecimos muchas oportunidades para ganársela y les aclaramos que nuestro deseo era que la obtuvieran. Eso sí, cuando abusaban de nuestra confianza, no los dejábamos salirse con las suya.” (Dorothée, Francia)

“Aunque nunca rebaje mis normas, les hacía concesiones a mis hijos cuando se portaban bien; por ejemplo: a veces les dejaba llegar a casa más tarde de lo habitual. Ahora, si llegaban tarde sin permiso en más de una ocasión, tenían que pagar las consecuencias.”  (Ii-hyun, Corea)

“Mientras más responsable y cumplidor es un empleado, más consideraciones tiene con él su jefe. Del mismo modo, mi hijo sabe que mientras más obediente y responsable sea, más independencia irá obteniendo. Pero también sabe que así como un empleado es sancionado por no cumplir con sus obligaciones, él puede perder lo que ha ganado si no actúa responsablemente.” (Ramón, México)

“Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas” 


Esta es la “última parte” de las tres etapas de crianza que quería compartir con ustedes. Sabemos que la Educación y la Crianza nunca acaba, es una labor que siempre estará presente; y aun, cuando este tema es extenso y profundo, trate de simplificar y reducir de la mejor manera posible. Espero de todo corazón que la información aquí vaciada les ayude de manera adecuada en la preparación de sus hermosos hijos e hijas.

Y recuerda

Si no sabes, te Enseño.     Si no puedes, te Ayudo.             

                                         Pero si no quieres….    Nada puedo hacer

Un fuerte Abrazo

Comparte el contenido